Quien no ha estado en un aula de alumno donde han surgido conflictos. Los conflictos son inevitables en los lugares donde se juntan personas cuyos pensamientos son diferentes, lugares como son las aulas. Se puede dar conflictos entre alumnos que proceden de familias de diferentes clases sociales, entre alumnos que tienen culturas diferentes, personas que tienen gustos y objetivos diferentes. Conflictos simples como quien tiene derecho a usar la pista para jugar a fútbol o por qué se castiga a unos y a los otros no.
El conflicto que vamos a tratar ahora puede parecer un poco simple, pero por ello me gustaría tratarlo ya que no creo que nadie lo haga. Imaginemos que estamos observando el primer día de clase de un instituto, lo normal es que coloquemos a los alumnos en una disposición por apellidos, algo que no es aleatorio. A lo mejor se da libertad a los alumnos a que se sienten donde ellos quieran. En cualquier caso, seguramente, unos alumnos se quejaran por estar en la parte de atrás de la clase o puede que se quejen por estar demasiado cerca de la pizarra o muy lejos de sus mejores amigos.
Por lo tanto, mi propuesta es que no se siente a los alumnos en el mismo lugar todos los días, sino que se les obligue a rotar de sitio todos los días. Con esta medida los que se consigue es que los alumnos no se acostumbren a estar siempre en el mismo sitio, con las mismas personas alrededor. Además, se consigue que todos los alumnos se conozcan entre ellos y formen grupo, grupo que será clave para resolver posteriores conflictos.
Como reflexión general me gustaría decir que el conflicto es inevitable, lo que si podemos hacer es que nuestros alumnos toleren el conflicto y sean respetuosos con las soluciones tomadas entre todos.
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